Si
pudiera lograr que las palabras cobraran vida, que fueran alegría y
tristeza, dolor y gozo, denuncia y no renuncia; si consiguiera expresar
en una frase la miseria, la injusticia, o desvelar la bajeza moral del
capitalismo escondida tras la máscara de la hipocresía; si fuera capaz
de que lo expresado llegara directamente al corazón, a la patria del
amor y de la compasión comprometida, entoces sería Eduardo Galeano.