martes, 7 de junio de 2011

Un minuto de gloria

"...Y, desde luego, has conseguido un minuto de gloria". Estas fueron las palabras de Felipe de Borbón a una ciudadana que se le acercó para mostrarle su deseo de dejar de ser súbdita para pasar a ser ciudadana, es decir, para que, por fin, se le dé la opción de elegir entre la monarquía impuesta por Franco o la República. Pensará el príncipe que a las personas que discrepan con él, y se lo quieren hacer saber, sólo les mueve el deseo de tener un minuto de gloria, él cuya gloria es perpetua, cotidiana, aburrida incluso, pero no merecida. Tan acostumbrado está a la lisonja, al peloteo de los medios, al silencio de los corderos en que se han convertido la mayoría de los políticos, que no atisba en el horizonte ideológico otra razón que pueda sustentar el pensamiento político de la ciudadanía. Si, como creo, tiene alguien que lo asesore, debería aconsejarle que pidiera perdón por el insulto que le dispensó a dicha ciudadana que, ella sí, se merece más de un minuto de gloria.

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