miércoles, 5 de agosto de 2020

No acuso


Se critica a Pedro Sánchez por afirmar que “Este Gobierno no va a contribuir a socavar el pacto constitucional ni a la inestabilidad”, es decir, por no cuestionar la monarquía. Y quien lo hace, mayoritariamente, es la gente que dice identificarse con la izquierda, independentista o no independentista, incluidas las personas que ocupan escaños en el Parlamento español. Lo curioso del caso es que todas estas personas representantes han jurado o prometido la Constitución, que en el artículo 1 establece que La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria. Claro, se dirá que algunas de ellas lo hicieron “por imperativo legal”, pero lo que no se puede negar es que lo hicieron y lo mantienen. ¿Cómo se justifica que quienes están en contra de la monarquía accedan a prometerle o jurarle obediencia y critiquen que quien preside el gobierno, es decir, quien más debe respetar la legalidad, no se manifieste en contra?

Otro tanto cabría decir de todas aquellas personas que han accedido a la función pública (incluidas las supuestamente más capaces intelectualmente hablando, como sería el profesorado de universidad, entre quienes están, también, miembros del gobierno) y cuyo estatuto exige el respeto a la institución monárquica. Las redes sociales están repletas de reproches de muchas de estas personas a Pedro Sánchez por la razón arriba expuesta, y, en muchos casos, con una carga emocional que lleva al desprecio o al insulto.

La falta de cultura política lleva en demasiadas ocasiones a no saber distinguir gobierno de partido, partido de militancia, militancia de votantes…y con facilidad caemos en la tentación de ver la realidad con las gafas de nuestros deseos, que no saben de tácticas, ni menos aún de estrategias, y que simplifican lo complejo distribuyendo a las personas en dos grandes grupos: las que comparten mis deseos, y las que no.

Soy republicano, pero acepté la monarquía para poder acceder a mi puesto de trabajo. Eso es lo único que he hecho y haré en mi vida por la monarquía, pero, como diría Sartre, asumo que actué de forma no auténtica, que no tuve el valor de jugármela para ser consecuente al cien por cien con mis ideas políticas. Desearía que hubiera una mayoría parlamentaria que defendiese la república, pero, hoy, no la hay, así que solo restan dos opciones: o un alzamiento popular que obligue al cambio de régimen, cosa que no se vislumbra en el horizonte, o la lucha ideológica por convencer a la mayoría necesaria para ello, algo que es factible. Mientras, procuraré no criticar a los demás, incluido Pedro Sánchez, por no hacer lo que yo, pudiendo, no soy capaz de hacer.


2 comentarios:

  1. Muy acertado tu escrito. Me gustaría añadir que esa crítica por parte de personalidades de izquierdas coincide, en consecuencia, con la machacona intención de la derecha por cargarse el gobierno de coalición. Unos piden el imposible de que el gobierno, por procedimientos democráticos y en coherencia con la ideología de PSOE, UP y los grupos que le apoyan, aproveche el momento para dar pasos firmes en pro de la república; otros, desde la derecha, denuncian que el republicanismo del gobierno, empujado por Iglesias, trata de derrumbar la monarquía. La derecha quiere cambiar el gobierno y no quiere cambiar la constitución, acaso para quitar derechos; la izquierda quiere cambiar la constitución y no el gobierno.
    Entrar en un proceso constituyente supondría abandonar todos los proyectos legislativos que están al caer y que, más o menos, pueden mejorar la vida de muchas personas. No sé cómo saldrán, seguro que no darán plena satisfacción a los votantes de los partidos de izquierdas, pero pararlo todo y retroceder porque Juancar le dice a su hijo Felipe que se traslada fuera de España, eso, me parece una barbaridad. Lo que no ha conseguido la derecha con el tracatraca de todo un año, lo consigue con una epístola que no dice ni sí, ni no, ni lo contrario. Una misiva un tanto surrealista que, de no saber lo que sabemos del padre y del hijo, podía pasar por una nota del emérito antes de irse de vacaciones. Por cierto, alucino con la capacidad de la derecha para interpretar la carta cuando dicen que dice que se presentará ante el juez si se requiere su presencia; y cuando dicen que dicen que no ha huido, ni fugado, ni exiliado. Esos mismo que a la amante del rey la llamaban amiga, a la separación de Sofi y Juancar ni la califican para no ponerlos al nivel del pueblo y los que a la separación de Elena y Marichalar le llamaban algo así como interrupción de la convivencia.
    Vivir en España siendo ateo, agnóstico, libertario, marxista, feminista, solidario, antitaurino, sin techo, republicano, defensor de los servicios públicos, inmigrante, nacionalista no español... es jodido. Y es jodido hasta cuando la constitución dice que es aconfesional, te reconoce el derecho a la vivienda, al trabajo, a la educación... Por todo lo cual, me conformo con cambiar leyes y conseguir, vía presupuestos, una sociedad más justa y equitativa.
    ¿En plena catástrofe? ¿Precisamente ahora nos vamos a poner a arreglar la constitución? ¿vamos a discutir sobre monarquía o república porque nuestra monarquía es la que es?
    La monarquía española sigue pegándose tiros en el pie y desacreditándose día a día. Una familia ejemplar en la que el hijo renuncia a la herencia que le pueda caer por los negocios ilícitos de su padre y, además, le quita la asignación salarial que le pagamos nosotros. El antepenúltimo tiro es la cartita antes de irse de vacaciones a Mallorca (penúltimo ) y el último es no denunciar ante la Benemérita la desaparición de su padre. Media España preocupada por conocer el paradero del abuelo, con lo delicado de salud que está el hombre, y el rey y la abuela de vacaciones. No es propio de una familia seria. Y si saben el paradero, que lo deben saber, que lo digan. No tengo la menor duda que se habrá ido a vivir a una república no europea.
    Aspiro conseguir el bienestar de otros países, incluidos los de jefaturas del estado coronadas, y creo que estamos dando pasos en esa dirección. Aplaudiría de ocho a diez todo un año si consiguiéramos vivir como vive cualquier republicano, ateo, parado... en Suecia, Dinamarca, Bélgica...
    Un verano no es verano sin su culebrón. Este año toca el borbón (dinastía inaugurada por Enrique III de Navarra)
    Salud y República, hermano proletario.

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