Si
pudiera lograr que las palabras cobraran vida, que fueran alegría y
tristeza, dolor y gozo, denuncia y no renuncia; si consiguiera expresar
en una frase la miseria, la injusticia, o desvelar la bajeza moral del
capitalismo escondida tras la máscara de la hipocresía; si fuera capaz
de que lo expresado llegara directamente al corazón, a la patria del
amor y de la compasión comprometida, entoces sería Eduardo Galeano.
martes, 14 de abril de 2015
jueves, 23 de octubre de 2014
El ventilador
EL VENTILADOR
-“¿Qué hacer -se
preguntaba el Gran Hermano- cuando la corrupción desborda las cloacas del poder
y emerge a la superficie?, ¿cómo conseguir que el pueblo enfurecido por la
pobreza en la que le he sumido no dirija sus iras hacia mi persona?”.
Llamó al responsable del Miniver (el Ministerio de la
Verdad) para encargarle la búsqueda de una respuesta a sus preguntas. No
tardó mucho tiempo en traer lo que el Gran Hermano le demandaba.
-“Es sencillo -dijo-, basta con aplicar el ventilador. Si
tenemos un montón de polvo de carbón y otro de harina sobre un suelo gris, se
percibirán con claridad y se podrán diferenciar; si colocamos el ventilador en
marcha apuntando hacia dichos montones, ambos polvos se esparcirán por el suelo,
haciendo muy difícil, por no decir imposible, distinguirlos. Con la corrupción
ocurrirá lo mismo, amado Gran Hermano, esparzámosla por doquier y no habrá
forma de distinguirla de la honradez.”
Y así se hizo.
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